El policía que hizo la inspección ocular de la furgoneta Renault Kangoo en que los terroristas trasladaron las bombas que colocaron en los trenes, ha dicho hoy que, tras observar, la mañana de los atentados, el vehículo desde el exterior y comprobar que las matrículas eran las originales, pensó que ése no era el "modus operandi" de ETA.
Este séptimo testigo, agente de la Brigada Provincial de Información de Madrid del grupo ETA-Madrid, se desplazó a las proximidades de la estación de Alcalá de Henares cuando, sobre las diez y media de la mañana, un testigo, el portero de una finca de las inmediaciones, alertó de la existencia de este vehículo sospechoso del que dijo haber visto bajarse a tres personas con bufandas, gorros y mochilas.
Al llegar hasta la furgoneta, según explicó, se aproximó para realizar una inspección ocular externa, mirando a través del cristal de la parte delantera y de las ventanillas del piloto y del copiloto, ya que la parte trasera del vehículo era "ciega". Lo primero que hizo fue buscar "un elemento de suficiente entidad que pueda albergar u ocultar un artefacto explosivo" colocado para hacerlo estallar con la intención de borrar las huellas que hubiera en el vehículo, además de comprobar si había "signos de forzamiento" y si las placas de matrícula habían sido manipuladas.
«No ví el modus operandi de ETA»
«No ví el modus operandi de ETA»
Al determinar que no concurrían ninguno de estos elementos, a pesar de que la furgoneta, como él mismo comprobó en ese momento, había sido robada doce días antes de los atentados, el 28 de febrero de 2004, consideró que lo observado no se correspondía con el "modus operandi" de ETA.
No obstante, precisó, a preguntas de las acusaciones, que quisieron saber si ya en ese momento se descartó la autoría de ETA, que el hecho de que él opinase una cosa no implicaba que no se fuera a seguir una línea de investigación, "para eso hay un instructor de la causa, que es el que determina lo que se investiga", afirmó.
Tras la inspección ocular exterior, en la que, dijo, no vio "nada concreto ni significativo" a pesar de que vio "muchas cosas y estaban revueltas", acercaron a un perro policía y, al no detectar "ninguna sustancia explosiva", "un funcionario apalancó el portón trasero de la furgoneta, la abrió y entró por lo menos un perro", ya que no pudo verlo bien, porque, por "cuestiones de seguridad", se encontraba a unos diez metros de distancia.
"Después de que los perros hubieran hecho su labor -prosiguió- el responsable del equipo me pidió que buscara testigos entre los vecinos y comerciantes de la zona, así como que hablara con el testigo que había señalado la furgoneta", el citado portero de la finca de Alcalá de Henares.
Imágenes de los terroristas
Imágenes de los terroristas
Relató que entonces se dirigió a la estación de Alcalá para preguntar si existían cámaras de seguridad que hubieran podido captar alguna imagen de los terroristas, pero un empleado, que dijo no recordar quién era, le explicó que había un sistema de grabación que estaba anulado y que a través de las cámaras se tenía sólo "visión directa", pero lo captado no quedaba grabado en cinta.
También habló con el portero de la finca, que le indicó que le sorprendió que los tres sospechosos que vio vistieran con ropas de abrigo, cuando no hacía prácticamente frío, y le habló de la altura que tenían, y que pensó que podía tratarse de personas de países de Europa del Este.
Sin embargo, este último dato, añadió el testigo, no lo volvió a comentar el portero cuando declaró en la Brigada Provincial de Información y, al ser preguntado este agente si comunicó este dato a sus superiores, contestó que no, porque "el testigo declara y dice lo que dice" en su declaración oficial, aunque no descartó que él le hiciera algún comentario a un compañero.
Por otra parte, al acordar el tribunal que tres de los policías que debían testificar hoy lo hagan finalmente en condición de peritos cuando finalice la fase testifical, el juicio se reanudará a las 16.00 horas con la declaración del primer testigo protegido que comparece en el juicio, identificado con el número 11.304 y que se corresponde al confidente Abdelkader El Farssaoui, "Cartagena".
El uso de Internet
Una agente de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Policía ha destacado hoy el uso que hicieron de internet los autores del 11-M para preparar los atentados y consideró la posibilidad de que emplearan un simulador del Consorcio de Transportes de Madrid para conocer el recorrido y los horarios de los trenes en los que colocarían las bombas. El uso de Internet
Esta agente, sexto testigo y primera mujer que comparece como tal en el juicio y que, al igual que los otros cinco personas que ya han testificado, lo hizo amparada por el sistema de protección de testigos que le impide ser vista por el público, explicó detalladamente el informe que realizó en agosto de 2005 en el que se recogían todos los datos que se tenían de la investigación hasta esa fecha.
El material informático encontrado en Leganés
Explicó que llegó a la conclusión de que los terroristas habían utilizado internet para sus propósitos al encontrar entre los restos del piso de Leganés en el que se suicidaron siete de los responsables del 11-M material informático en el que figuraba una serie de manuales para la preparación de atentados y sobre la yihad. Estos documentos, señaló la agente, se referían al entrenamiento espiritual, personal o militar que tenían que realizar los terroristas y a las pautas que debían adoptar para cometer acciones armadas.
En algunos de esos ficheros se recogían datos sobre cómo ocultar explosivos, cómo atacar mediante el sistema de guerrilla, así como consejos para la utilización de teléfonos móviles en atentados. En cuanto al ataque a los trenes, se baraja la hipótesis de que o bien los miembros de la célula que perpetraron la masacre conocían perfectamente los recorridos o bien hicieron uso de una página de internet del Consorcio de Transportes de Madrid en el que aparece un simulador que sólo se refiere a los trenes de Cercanías.
En este sentido, añadió que ella misma ha usado ese simulador para determinar las posibles horas de salida de un grupo y de otro en los que se dividieron los terroristas para cometer los atentados, unas trece personas en total. Tras realizar esa simulación, añadió, y teniendo en cuenta que el primero de los trenes explotó en el interior de la estación de Atocha, llegaron a la conclusión de que "el destino del cuarto tren, el que explosionó en la calle de Téllez, obviamente era Atocha".
Análisis de los restos biológicos
También relató que en su informe se hace un análisis pormenorizado de los restos biológicos hallados en los escombros del piso de Leganés, en la finca de Chinchón, en la mochila que apareció en la estación de El Pozo y en la furgoneta Renault Kangoo y el Skoda Fabia hallados en las inmediaciones de la estación de Alcalá de Henares, entre otros.
En este sentido, enumeró a quién correspondían los diferentes perfiles genéticos hallados, entre los que destacó los de los siete suicidas de Leganés y algunos de los que se encuentran en busca y captura, y señaló que aún quedan muestras que no han podido ser identificadas, aunque señaló que una de ellas es la del recientemente imputado Abdelilah Hriz por parte del juez Juan del Olmo.
De este modo, serían siete los perfiles genéticos que permanecen anónimos y, por tanto, siete presuntos implicados en el 11-M de los que aún no se averiguado su identidad. También indicó que unas 105 huellas dactilares siguen sin identificarse, muchas de ellas extraídas de libros, que, según reconoció una de las defensas, además de los autores de los atentados pudieron ser utilizados por otras personas en mezquitas y centros penitenciarios.
La agente explicó además que según las reivindicaciones que hubo de los atentados se llegó a la conclusión de que el 11-M pudo ser una represalia contra España por su participación en la guerra de Irak y por la presencia de las tropas españolas en Afganistán. De hecho, los atentados fueron reivindicados por el portavoz militar de Al Qaeda en Europa, Abu Dujana Al Afgani, y el suicida Jamal Ahmidan "El Chino", según esta testigo, soñaba con ir a combatir a Afganistán.
Un coche aún sin localizar
Una inspectora de la Unidad Central de Información afirmó hoy durante su comparencia como testigo protegido ante el tribunal que juzga los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que su sección ha manejado siempre la hipótesis de que los autores materiales que colocaron los explosivos en los trenes de cercanías fueron 13 e indicó que, aunque no puede confirmarlo con datos objetivos, no descarta que fueran apoyados por varias personas más que pudieron realizar labores de "vigilancia".
También precisó que pudo haber un tercer coche utilizado para transportar a los miembros de la célula terrorista a Alcalá de Henares u otros puntos y el material explosivo que no ha sido localizado. En este sentido destacó que uno de los coches que sirvieron para el traslado, el Skoda Fabia, no fue localizado hasta meses después de los atentados cuando la empresa propietaria encontró en el maletero una funda de pistola y avisó a las autoridades.
La inspectora, que actúa como analista de los atentados, especificó, además que tanto en la casa de Leganés, donde se suicidaron el 3 de abril siete terroristas integristas, como en la finca de Morata de Tajuña, que se utilizó para preparar los explosivos usados en la masacre, las fuerzas de seguridad del Estado localizaron material genético correspondiente a personas anónimas no identificadas.
La testigo protegida numero 84114 compareció ante el tribunal por su participación como analista de la UCI en diversos informes elaborados en noviembre del 2004 y agosto del 2005 destinados a estudiar los datos objetivos que se investigaron para determinar las causas y actores del atentado. Describió que la función de estos informes era sintetizar el material aportado por la Policía Científica, TEDAX y el análisis de la diligencias elaboradas por la Unidad Central de Inteligencia Exterior (UCIE) entre otros, aparte de analizar datos del tráfico de llamadas de los encausados y del ADN hallado en los diversos inmuebles utilizados por los terroristas.
El testigo relató que la UCI carece de "datos objetivos y fehacientes" en determinadas partes del relato de los hechos. En concreto, se refirió a que tanto el acopio de información sobre el modo en que los terroristas recopilaron información sobre los objetivos y como el modo en que prepararon el atentado, su unidad se movió en el terreno de las hipótesis.
Ayuda externa
Dentro de esas conjeturas, no descartó que los autores materiales de la masacre que se cobró 191 vidas el 14 de marzo del 2004, contaran con varias personas que les apoyaran en el transporte de los explosivos, en la confección de la infraestructura y en las labores de contrainformación.
De hecho, la inspectora de la UCI precisó que la información necesaria para plantear la acción terrorista pudo haber surgido porque uno de los integrantes era usuario habitual de las líneas de cercanías o en base al acceso al simulador que proporciona RENFE en su web sobre el funcionamiento de los convoys de cercanías. Así, los terroristas habrían recabado la información del horario de salida y llegada de los trenes que partieron de Alcalá de Henares y explotaron en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo y Alcalá de Henaras, matizando que el tren que explotó en la calle Tellez tenía como destino la estación de Atocha.